Aprender idiomas y practicarlos de forma regular durante toda la vida retrasaría la aparición de los síntomas de la enfermedad de Alzheimer hasta cinco años, según un estudio publicado en ScienceDirect. Según los expertos, el bilingüismo crearía una especie de «reservas cognitivas» que retrasarían la aparición de la enfermedad.
Por Martha Chavarrías
Madrid, 14 de julio (ElDiario.es).- Dos mejor que uno. Un lema que puede extenderse a muchos ámbitos, y el lingüístico parece que no es una excepción. Hasta hace unos años, ser capaz de hablar dos o más idiomas o, lo que es lo mismo, ser bilingüe, estaba asociado con ciertos problemas, como la creencia de que aumentaba la confusión y fomentaba una baja autoestima. Esta visión persistió durante muchos años y llevó a muchos padres a evitar hablar a sus hijos en dos idiomas distintos. Pero las investigaciones realizadas en los últimos años por neurólogos, psicólogos y lingüistas van en una dirección totalmente opuesta.
QUÉ ES REALMETE SER BILINGÜE
Antes de entrar en detalle sobre los efectos de ser bilingüe es importante tener claras ciertas ideas. El hecho de ser bilingüe supone que una persona tiene un claro dominio en dos idiomas distintos, hasta el punto de que se considera «hablante nativa» en dos idiomas. Sin embargo, en muchos casos cuando hablamos de bilingüismo no nos referimos precisamente a esto, sino a:
·La capacidad de una persona de conversar y comunicarse oralmente en dos lenguas.
·El dominio de la lectura en dos o más idiomas por encima de la oralidad y la compresión.
·Una persona puede ser bilingüe en virtud de haber crecido aprendiendo y usando dos idiomas, o puede aprender una segunda lengua después de haber aprendido una primera.
El bilingüismo, por tanto, abarca una variedad de contextos distinta: un niño español que llega a una escuela en el Reino Unido puede tener un buen nivel de inglés, pero es posible que no pueda conversar o usar el inglés hablado en el contexto del aula. En términos de competencia, una persona bilingüe puede tener niveles muy altos en ambos idiomas o un dominio limitado en uno y ser más competente en el otro. De todo ello podemos extraer al menos una idea clara: el bilingüismo es una etiqueta relativa, una cuestión de grado y subjetiva porque es un concepto que implica la existencia de una lengua A («mejor») y una lengua B (no tan «buena»).
BENEFICIO DEL BILINGÜISMO
Parece que las ventajas de hablar un segundo idioma deberían ser obvias: facilidad para viajar, trabajar, hacer amigos, conectar con otras culturas, para relacionarse con un mayor número de personas, etc. Y como las palabras es lo que utilizamos para describir lo que vemos, cuantas más palabras sepamos, mejor será nuestra percepción.
Cuando aprendemos a hablar un idioma distinto a nuestra lengua materna, también aprendemos a ampliar nuestra mirada sobre el mundo. Pero, más allá de los beneficios lingüísticos, las investigaciones han intentado ir más allá. La teoría vigente durante muchos años sobre el bilingüismo (o el multilingüismo) dice también que hay ciertas ventajas porque se asocia el bilingüismo con:
·Mayores habilidades cerebrales, como cambiar entre tareas y luchar contra las distracciones. Las personas bilingües evalúan constantemente la lengua que usan, por tanto, siempre están «entrenando» el cerebro, lo hace de manera inconsciente.
·Capacidad por resolver problemas gracias a una «conciencia metalingüística» más fuerte y al hecho que pueden clasificar mejor la información relevante de la que no lo es tanto. Esto significa que pueden enfocar mejor la atención en lo importante y tomar decisiones de manera más efectiva.
·Mejora de la memoria y el pensamiento que permite a las personas trabajar con mayor cantidad de información, lo que amplía su base de conocimiento y comprensión.
·Mayor comprensión social porque las personas bilingües suelen moverse en un mundo social más complejo, se potencia una mayor sensibilidad en las relaciones personales.
Es lo que los investigadores denominan la ventaja bilingüe. La mayoría de los beneficios se notarían tanto en las personas que han aprendido dos lenguas antes de los tres años como en aquellas personas que lo han hecho más tarde. Algunos estudios también defienden que el bilingüismo podría tener efectos a largo plazo con la prevención de enfermedades neurodegenerativas.
Aprender idiomas y practicarlos de forma regular durante toda la vida retrasaría la aparición de los síntomas de la enfermedad de Alzheimer hasta cinco años, según un estudio publicado en ScienceDirect. Según los expertos, el bilingüismo crearía una especie de «reservas cognitivas» que retrasarían la aparición de la enfermedad.
UN ENTRENAMIENTO PARA EL CEREBRO
Aprender un nuevo idioma es para el cerebro como el ejercicio para el cuerpo: ayuda a estimular y aumentar las conexiones cerebrales. Aunque es difícil calcular el número exacto de personas bilingües en todo el mundo, una encuesta del Eurobarómetro estableció que «poco más de la mitad de los europeos, un 54 por ciento, son bilingües», aunque otros estudios plantean hipótesis de que más de la mitad de la población mundial es bilingüe. Solo el 13 por ciento de todos los países de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) son oficialmente monolingües.
Las distintas investigaciones no han podido determinar de forma exacta el porqué de las ventajas; pero sí barajan varias posibilidades, como el hecho de que alternar varios idiomas ayuda a entrenar al cerebro (sería similar a las personas que aprenden música). Además, cuando se aprenden dos idiomas de forma simultánea, estos se construyen sobre unas mismas redes neuronales, que no son completamente idénticas pero sí están muy solapadas.
Es normal, por ejemplo, que cuando un niño bilingüe empieza a hablar, estructure las frases un poco más lentamente que los monolingües porque su cerebro tiene que seleccionar de entre todas las palabras y todas las estructuras gramaticales equivalentes en las dos lenguas. Los expertos destacan, sin embargo, que hasta ahora los beneficios se han demostrado usando métodos de laboratorio altamente sensibles y no saben si juegan un papel determinante en la vida cotidiana.